Con Una Charla Sobre Temas Sinaloenses se Presentó el Libro Meteoro y Otras Historias de Sol

Volúmen de cuentos de Juan Esmerio Navarro tuvo una presentación singular en el Centro Cultural Tijuana.

Juan Esmerio Navarro y Pablo Sáinz  en la presentación del libro Meteoro y Otras Historias de Sol.
Juan Esmerio Navarro y Pablo Sáinz en la presentación del libro Meteoro y Otras Historias de Sol.

 Tijuana, B.C. — Con una charla entre amigos, sinaloenses los dos, escritores ambos, se presentó Meteoro y otras historias de Sol, libro de relatos de Juan Esmerio Navarro, en El Ágora/Sala de usos múltiples del Centro Cultural Tijuana.

 El libro reúne una docena de cuentos escritos con humor y ligereza sobre diversos tópicos de la vida y el modo de ser sinaloense. El autor de este volumen obtuvo el premio Cobaes 2007 por su cuento El donador y ahora lanza este ramillete de textos.

 Meteoro y otras historias de Sol contiene relatos de espionaje, futurismo y aventura, cuyos títulos son: Estofado, Licores, Vuelo, Estela, Sello, Sol, Madrina, Vacunas, Estancia, Escultura, Papá y el que da nombre al libro, Meteoro.

 El volumen fue presentado en el CECUT la noche del jueves 13 de agosto por el propio Juan Esmerio Navarro y Pablo Jaime Sáinz, paisanos los dos, uno de Mazatlán, otro de Navolato, y lo hicieron dialogando sobre diversos tópicos, tanto de índole literaria como de otros temas. Pese a lo diverso de la charla, hubo entre varios un tema que reapareció con insistencia y que puede resumirse en: “cómo se ve lo sinaloense fuera de Sinaloa”.

 Los dos saben del tema, no sólo por su origen, sino porque ambos comparten de algún modo su condición de migrantes: Juan Esmerio Navarro es mazatleco, pero abandonó la costa para irse a vivir al valle, a Culiacán; Pablo Jaime Sáinz dejó Navolato muy niño cuando su familia se mudó al Este de Los Ángeles.

 Ambos han experimentado en carne propia los inconve-nientes, si los hay, de su ascendencia; por ejemplo, según narraron los escritores, el trato dado en las aduanas de los aeropuertos, cuyos agentes, al saber que algún vuelo viene de Sinaloa someten a sus viajeros a revisiones exhaustivas, o el estereotipo aquel del individuo “de aspecto sinaloense”, muy manejado no hace mucho tiempo en la prensa o, peor aún, el resurgimiento de lemas discriminatorios al estilo de “chilangos go home”, ahora dirigidos a los sinaloenses, se lamentó Sáinz.

 Desde luego que esos episodios son producto de estereotipos vejatorios y lamentables, aceptó Esmerio pero lo atribuyó a cierta propensión cercana al sadismo, común en tantos mexicanos que parecen disfrutar del dolor ajeno. Y dijo más: los mexicanos nos adelantamos en cierto modo a Hitler, con el exterminio despiadado de migrantes chinos, a quienes no sólo se despojó de sus propiedades, sino se les asesinó sin piedad, a comienzos de los años 30 en Sonora y Sinaloa. De modo que ahora son los sinaloenses, como antes lo fueron los chilangos y los chinos en el pasado.

 Estereotipos aparte, los sinaloenses, apoyados en una indeclinable tasa de fecundidad, no han hecho sino aumentar su número fuera de Sinaloa. Cifras del INEGI, citadas por Sainz, indican que hace tres años había 400 mil sinaloenses en Tijuana y el doble en Baja California. En Huntington Park, donde Sainz vivió su infancia, hay sectores completos habitados por sinaloenses.

 Los dos escritores comentaron también que en los últimos años ha cambiado la consideración social que se tiene en Sinaloa de los escritores y los trabajadores de la cultura en general. Por fortuna, relató Esmerio, hubo un gobernador muy aficionado a la lectura, casado con una mujer culta, que alentó esa transformación y los escritores comenzamos a tener cierta visibilidad social.

 Eso coincidió, además, con otros hechos simultáneos, como la creación en 1988 del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, dentro del gobierno federal, y las becas que ofrecía en los estados contribuyeron a “profesionalizar la escritura” y a darle un lugar en los medios. Si antes había que rogar a los periódicos que publicaran un texto literario, después fueron los medios los que invitaban a escritores a que expresaran sus puntos de vista, explicó el autor de Meteoro.      

 De modo que hoy existe un mayor reconocimiento de la sociedad a los creadores literarios, comentó Juan Esmerio Navarro, a lo que Pablo Jaime Sáinz asintió.

 Con ésas y otras referencias a pasajes de la vida cultural sinaloense transcurrió la presentación de Meteoro y otras historias de Sol, en el Centro Cultural Tijuana.

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