Nuevo Camino de la Economia Venezolana

Comentario:
Por Ángela Franco Contreras

Por catorce años, el ex presidente Hugo Chávez no supo tomar medidas eficaces que tendieran a resolver un problema que afecta directamente el bolsillo de los venezolanos.

El discurso inoportuno de Nicolás Maduro, una vez conocido el resultado de las elecciones presidenciales de fin de semana, tampoco ayuda a resolver el problema serio de la economía venezolana y ha generado enfrentamientos con consecuencias fatales.

Según el discurso oficial y varias cifras que respaldan estos argumentos, la economía venezolana ha tenido un incremento conside-rable en los últimos años gracias a los beneficios de la venta de petróleo crudo.

Sin embargo, la bonanza petrolera no se ha materializado en el nivel de vida del ciudadano venezolano. El diario vivir de una mayoría es la escasez de productos de la canasta básica, lo cual nos dejan ver que existe, desde hace varios años, una evidente situación de crisis económica.

Los graves problemas por los que está atravesando Venezuela provienen de las políticas económicas diseñadas desde el poder central. En este sentido, nuestra atención va dirigida a indagar por el diseño de estas políticas económicas y cómo su aplicación ha redundado en la evidente crisis por la que hoy atraviesa.

Más allá de establecer un breve diagnóstico, proponemos poner en evidencia los efectos negativos que eventualmente podrían llegar a resultar si se considera la posibilidad de seguir llevando a Venezuela por una vía diseñada bajo los mismos supuestos económicos que han estado generando problemas. Es necesario establecer parámetros que tengan en cuenta modelos económicos diferentes a los que hasta hoy se han manejado.

La marcada tendencia de izquierda populista llevó a Hugo Chávez al poder por primera vez en 1999. Por aquel entonces, la situación económica en Venezuela no era la mejor. Chávez utilizó este delicado tema como “caballo de batalla” para elaborar un discurso de oposición y poner en marcha todo un andamiaje proselitista que derivó en una victoria electoral.

Una vez en el poder, Chávez se enfrentó a una realidad concreta que no se agotaba en un simple discurso populista, sino que debía enfrentar la dura obligación de poner en marcha todas aquellas promesas de cambio que había planteado en su campaña. Así, inmediatamente implementó una política intervencionista de Estado, lo cual generó el paro petrolero en 2001. Fue un golpe certero a la economía de su país, el cual la dejó seriamente golpeada.

La aplicación de estas máximas políticas al campo de la economía trajo consecuencias perjudiciales para Venezuela. A estas alturas era evidente que este país necesitaba de medidas reales que reavivaran su economía, pero Chávez decidió materializar su discurso caduco de “lucha de clases”, de corte comunista, e irse de frente contra el sector de la empresa privada, expropiándolo y cerrando así la posibilidad de que se generara un desarrollo industrial.

La persecución que sufrieron varios representantes del sector productivo impidió que surgiera un crecimiento del sector industrial.

Con el transcurrir del tiempo, se hizo evidente que no se tomaron medidas o planes a futuro para fortalecer el sector económico, a pesar de que Venezuela estaba muy bien parada debido a las ganancias que produjo el petróleo.

Hoy, el excedente petrolero no guarda ninguna relación con la realidad que viven la mayoría de los venezolanos. De modo que cabe preguntarnos cuál es el camino más idóneo que debe tomar la economía venezolana para crear desarrollo sostenible.

Maduro tiene la responsabilidad y la obligación de mirar de frente la problemática económica de su país. Su gobierno, necesita reconocer al otro 50% que no lo apoyó en las elecciones del domingo y hacer a un lado el esquema que se ha venido realizando en los últimos años. En consecuencia, debe promover una apertura económica, no simplemente a nivel regional sino también a mayor escala.

Una política de mercado tiene el fin de promover la industria, devolver la confianza a los inversionistas extranjeros para producir una reactivación económica. Lo anterior se deberá plantear sin importar la tendencia ideológica del nuevo mandatario.

Claro está, si existe una verdadera preocupación por sacar a Venezuela de la permanente crisis económica, Maduro no debe insistir con políticas que conllevan a la crisis.

Ángela Franco Contreras, estudiante de Derecho de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos, Tunja, Colombia.

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