Para evitar el cáncer de seno, saque el teléfono celular de su sostén

Devra Davis, PhD MPH

    Para muchas mujeres jóvenes de hoy, el meterse  los teléfonos celulares en el sostén se ha convertido en una manera conveniente y moderna de tener fácil acceso a estos dispositivos esenciales de comunicación. Se puede correr, conducir, ir de compras o sentarse en las salas de cine a oscuras, respondiendo rápidamente a las vibraciones y cosquilleo en el pecho. La mayoría de nosotros, no tiene idea de que los teléfonos celulares son pequeños radios microondas de dos vías, y que no deben ser mantenidos en contacto directo con el cuerpo. Como el mes de concientización del cáncer de seno, octubre encuentra los medios de comunicación llenos de advertencias acerca de la enfermedad. Lo que falta en esta bienvenida atención pública, es el hecho de que la forma en la que algunas personas están utilizando sus teléfonos, podría aumentar su riesgo de desarrollar cáncer de seno y otras enfermedades. La radiación del teléfono celular de microondas penetra directamente en el tejido blando graso del seno. Y esto no es bueno.

    Alguien sabio dijo una vez que no existe una cura para la estupidez, pero la ignorancia puede ser curada con conocimiento.

    Por supuesto, espero que este sea el caso. Aunque es demasiado tarde para Donna Jayne, una joven activa y  madre de tres niños del sur de California. Durante más de seis años, esta vegetariana y corredora, llevó a sus hijos a todas partes con su teléfono celular escondido en su sostén deportivo. Ella utilizó un auricular de manos libres y estaba en el teléfono de cuatro a cinco horas al día. Con frecuencia, el pecho o el oído se le enrojecían, pero no le prestó mucha atención. Esta primavera, ella desarrolló un tumor maligno exactamente en el lado donde su teléfono se había mantenido en su pecho. Nadie en su familia ha tenido cáncer de seno. ¿Podría ser todo esto una coincidencia? Por supuesto. Sin embargo, su médico y los de otras cuatro mujeres menores de cuarenta años con historias similares, están profundamente preocupados porque los teléfonos celulares pueden causar cáncer en las mujeres que los guardamos en el pecho. En San Francisco y San Mateo, California, los fabricantes muy pronto tendrán que informar a los usuarios antes de comprar los teléfonos, que estos emiten radiación de microondas, y además, deberán  proporcionar un estimado de la Tasa de Absorción Específica (SAR, por sus  siglas en inglés) para cada tipo de teléfono. Tal como está ahora, las advertencias de mantener los teléfonos celulares alejados del cuerpo, sólo se pueden encontrar en el embalaje que a menudo se desecha después que los mismos son adquiridos. Los sitios web de La Sociedad Americana del Cáncer y  la Comisión Federal de Comunicaciones, advierten que el uso de un auricular o altavoz, así como también el mantener el teléfono alejado del cuerpo cuando está conectado a una señal, reducen sustancialmente la exposición a la radiación.

    En los agitados debates entre la industria de la telefonía celular y el gobierno, actualmente se discute, qué información debe ser dada al público y cuándo. Algunos argumentan, que no hay forma segura de mantener  un teléfono celular en contacto con el cuerpo durante varias horas a la vez. La multibillonaria industria mundial de Telecomunicaciones Celulares (CTIA, por sus siglas en ingles), sostiene que la publicación de información sobre los niveles de radiación podría dar la impresión equivocada de que los teléfonos con bajos niveles SAR son más seguros. Después que la ciudad de San Francisco aprobó el “derecho a saber”, ordenanza que requiere se le proporcione información al usuario sobre la radiación que emana de los teléfonos celulares antes de comprarlos, la CTIA introdujo una demanda alegando que la gente se confundirá si se enteran de los niveles de radiación antes de hacer la compra. De hecho, todos los teléfonos inteligentes en la actualidad vienen con advertencias. El manual del teléfono iPhone 4, por ejemplo, dice que si éste se guarda en el bolsillo “Los lineamientos de la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) para la exposición segura pueden ser excedidos”, y que “los usuarios son responsables de protegerse a sí mismos”. El Blackberry Torch, aconseja a las personas el uso de dispositivos de manos libres, y mantener el dispositivo a una distancia de “por lo menos 0.98 pulgadas (25 mm) de su cuerpo (incluyendo el abdomen de las mujeres embarazadas y la parte inferior del abdomen de los adolescentes) cuando el dispositivo esté encendido y conectado a la red inalámbrica”. El pasado mes de marzo, durante una audiencia en la legislatura del estado de Maine, se solicitó a la CTIA que explicara por qué todos los teléfonos celulares incluyen estas advertencias en letra muy pequeña, a lo que respondieron, que contestarían en un futuro.

    Un año después, todavía estamos esperando una respuesta.

    Sorprendentemente, todos los lineamientos SAR que se utilizan hoy día, se establecieron en 1979, mucho antes de que viviésemos en un mar de radiación de radiofrecuencia, y confiando en el testimonio de un hombre corpulento de 6 pies de altura y con un ego igual de grande, que habló durante media hora.

    Mucho de los cuatro mil millones de teléfonos celulares en el mundo, pertenecen a jóvenes adolescentes y niños más pequeños cuyos cerebros están en pleno desarrollo, lo que facilita el que absorban la radiación del teléfono al hablar durante muchas horas todos los días.

    ¿Y qué de todas esas mujeres que mantienen los teléfonos celulares en sus sostenes? Piénselo de esta manera: nuestros cuerpos son verdaderamente eléctricos. Impulsos eléctricos nos permiten pensar y que nuestros músculos se muevan. Pero los impulsos estables y de baja carga eléctrica que nos mantienen con vida, pueden ser interrumpidos por las señales de radio microondas que alimentan a teléfonos celulares. Así lo explican físicos como Michael Shermer en la revista Scientific American (Científico Americano), la radiación de teléfonos celulares es demasiado débil para romper enlaces iónicos que mantienen unido a nuestro ADN y las células vivas. Sin embargo, la célula de radiación de microondas de los teléfonos móviles está en constante flujo de ida y vuelta a las torres, esto puede causar cáncer y otras enfermedades, a consecuencia del aumento en la producción de dañinos radicales libres en el torrente sanguíneo, y el debilitamiento de las paredes de las células humanas y su sistema de defensa.

    Millones de mujeres jóvenes en todo el mundo están poniendo los teléfonos celulares en su pecho, sin darse cuenta, de que lo que algunos pueden considerar sexy por un momento, podría llegar a ser terrible décadas más tarde. Si los médicos que me han contactado están en lo correcto, y los casos de cáncer de seno en mujeres jóvenes se produjo por mantener los teléfonos celulares en el pecho, entonces ese hormigueo cálido que genera el teléfono pegado al seno, podría presagiar cáncer en el futuro.

    Estudios experimentales muestran que la radiación del teléfono celular acelera el crecimiento de las células cancerígenas en seno. Es hora de usar auriculares, y sacar los teléfonos de sus bolsillos y sujetadores. Es mucho mejor prevenir que lamentarse años más tarde.

Acerca de la Dra. Davis: Ella es la autora de DISCONNECT: The Truth About Cell Phone Radiation, What the Industry Has Done to Hide It, and How to Protect Your Family.