Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.
No pudo ser de otra manera. Algunos dirigentes de la FIFA cayeron por su propio peso. La gordura que proviene del dinero mal habido, de la corrupción, del clientelismo, del soborno, la malversación de fondos y otras violaciones contra el Estado, normalmente termina con “enfermar” a las personas.
Aquellos que se atreven a violentar las leyes de un Estado que se rige por leyes transparentes, a menudo –no siempre— terminan en la cárcel. Como dice la gente que proveniente de países cuyas estructuras jurídicas y políticas se rigen por la corrupción: “En Estados Unidos, tarde o temprano, las leyes le caen uno. Es mejor no violar sus leyes”.
Puedo haber sido otro país el que investigara y sancionara a los dirigentes que fueron arrestados por corrupción y otros delitos. Puedo haber sido Paraguay, tierra natal de Nicolás Leoz, ex-dirigente de la Confederación Sudamericana de Futbol (COMEBOL), como también pudo haber sido Trinidad y Tobago, de donde proviene Jack Warner, ex manda más de la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe (COCONCAF). Pudo también ser Uruguay o Costa Rica o Brasil, países donde nacieron los otros enjuiciados.
Ninguno de estos países tuvo la capacidad moral de investigar y sancionar los actos de corrupción de los peces gordos del futbol. Recordemos que la FIFA no es una Organización Internacional. Es decir, las leyes internacionales no tienen jurisdicción sobre los casos penales que ocurren dentro de esta organización. La FIFA y sus diversas federaciones alrededor del mundo tampoco son organismos dependientes del Estado donde prestan servicios.
Las diversas federaciones de futbol, incluyendo a su organismo rector (FIFA), son jurídicamente organizaciones sin ánimo de lucro. Es decir, las leyes nacionales de cualquier país tienen jurisdicción sobre los diversos problemas o situaciones que se gestan dentro de las federaciones de la FIFA.
Entonces tuvo que ser la ley federal de Estados Unidos la que finalmente puso las cartas sobre la mesa. Si nos damos cuenta, la mayoría de los dirigentes enjuiciados pertenecen a federaciones que trabajan dentro del área de la CONCACAF.
Está claro, entonces, que estos dirigentes infringieron las leyes federales norteamericanas. Como cualquier organización sin ánimo de grupo, la FIFA tiene responsabilidades legales, cuando sus miembros firman o trabajan dentro de la Unión Americana.
Los dirigentes de la FIFA cometieron violaciones federales. Como Suiza tiene convenios de extradición cuando hay violaciones contra las leyes federales norteamericanas, las leyes de este país dan luz verde para apresar y extraditar a aquellos individuos que infringen las leyes norteamericanas. En este momento, los 14 dirigentes corruptos están en camino hacia las cortes norteamericanas para enfrentar sus ofensas.
Los dirigentes de la FIFA sentían ser los intocables y amos del futbol. Nadie los tocaba y nadie los controlaba. Se reían a carcajadas cuando los acusaban por corrupción o malversación de fondos. Hoy, gracias a las leyes norteamericanas, estos delincuentes de cuello blanco ya no gozan de impunidad. Otros países deben seguir el ejemplo de Estados Unidos y poner a estos peces gordos tras las rejas.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com