¿Puede o No Puede?

México del Norte
Por Jorge Mújica Murias

Escuché la consigna “Si Se Puede” por primera vez por allá por el 2001. Desde entonces la he escuchado, literalmente, miles de veces. En su campaña electoral, Barack Obama nos la bajó y la tradujo, y le juró a todo el mundo que “Yes, We Can”. Hasta la fecha sabemos que el sí pudo, por lo menos pudo hacerse de la Casa Blanca por dos períodos, pero ahora dice que “no puede”.

Lo dijo clarito otra vez hace unos días, cuando le interrumpieron el discurso en San Francisco demandándole que pusiera un alto a las deportaciones. Una de dos (o de tres). O Barack todavía no sabe cuáles son los poderes y capacidades constitucionales del Presidente de Estados Unidos (raro, siendo abogado constitucionalista), o es el segundo presidente gringo con Alzheimer, después de Ronald Reagan, o simplemente no sabe ni que está haciendo ni qué hacer con la situación de inmigración.

De las tres, me inclino por la tercera. Por lo menos cinco veces durante su presidencia, Barack Obama ha aliviado la situación migratoria de varios grupos de personas. Primero, con el famoso “Memorándum Morton”, dando amplios poderes de “discreción” a la Migra para dejar de deportar personas que no fueran criminales (que nomás se cumple a medias, pero en fin…). Segundo, con DACA, el Deferred Action for Childhood Arrivals para los jóvenes conocidos como los “Dreamers”. Tercero, con la “Provisional Unlawful Presence Waivers”, que concede la posibilidad de permanecer en Estados Unidos mientras se tramita la visa en vez de irla a recibir al extranjero. Cuarto, con una cosa llamada “Parole in Place for Military Families”, que permitirá a los familiares indocumentados de militares en activo permanecer en el país y tramitar su residencia legal. “Para reducir la incertidumbre de nuestros soldados en activo y retirados que tienen familiares con un estado `incierto”, dijo Peter Boogaard, vocero del Departamento de Seguridad Nacional.

Quinto y último, la semana pasada, con un permiso para los indocumentados familiares indocumentados de ciudadanos, provenientes de países que no requieren visa. para venir a Estados Unidos y se quedaron a vivir a la brava. Podrán solicitar la residencia legal.

Demasiados ejemplos como para salir con la chorrada de que “no se puede”.

Querer o No Querer

Por si le falla la memoria, habría que recordarle a Obama que el Ejecutivo tiene las siguientes facultades: otorgar una “acción diferida” (deferred action). Eso ya lo hizo con los “dreamers”; lo puede extender, por ejemplo, a sus padres, y en última instancia a todos los menores de edad, tengan o no tengan los requisitos de estudios o reclutamiento militar.
Puede ordenar una “libertad bajo palabra en el lugar”, (parole-in-place), que es de hecho lo que ya hizo con los haitianos después del terremoto que devastó la isla y lo que está haciendo con los familiares de los militares. Eso lo hizo también Bill Clinton con los cubanos del Mariel.

También puede hacer una “acción para diferir la partida (Deferred Action Departure-DED), que es comúnmente conocida como TPS (Temporary Protected Status), seguida de un DED. Esa es una acción para los inmigrantes de países en estado de conflicto armado, desastres naturales y otras condiciones “inseguras”. (¡Con eso se quedaban por acá la mayoría de los mexicanos!). Bush se la dio a los salvadoreños, y Obama mismo se la concedió a los ciudadanos de Liberia afectados por la guerra civil. Primero se les protege de la deportación, y cuando las condiciones en el país cambian y ya no hay guerra o ya se reconstruyó y hay trabajos y demás, se anula y se puede conceder el DED, que quiere decir que no se les obliga a salir de Estados Unidos.

La cosa pues, no es que “no se puede”, sino que simplemente “no se quiere”. Obama está en la rayita de los dos millones de deportados según él, para convencer a los Republicanos de que voten por la “reforma migratoria”. Para su desgracia, los susodichos le han pintado un violín.

Las acciones presidenciales serían como la proverbial arma de doble filo. Sería reconocer la derrota de una estrategia, el hecho de que le quiso lamer las botas a los Republicanos y que ni siquiera lo pelaron, pero podría también ser usado para “castigarlos” por tercos y anti-inmigrantes.

Pero ni una ni la otra. Ni fú ni fá.

Será por eso que el 53 de los entrevistados de la última encuesta de la CNN dicen que “Obama no es honesto ni confiable”.

La presión pública ahorita no debe ser contra John Boehner, líder de la mayoría Republican; debe ser contra el “olvidadizo” de Obama.

Contacto Jorge Mújica Murias e mexicodelnorte@yahoo.com.mx