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<p> Será que Barack Obama quiso ponerse a la altura de los políticos mexicanos en vista de su viaje a Guadalajara, y decidió descararse y confesar su ineficiencia: “No puedo solito”; “Las cosas no pasan porque el presidente truene los dedos”.</p>
<p> Pues no. Eso nosotros lo sabíamos, pero parece que Obama no. Nos dijo sin dejar lugar a dudas, que en los primeros 90 (ya ni siquiera 100, sino 90) días de su gobierno, iba a impulsar la reforma migratoria. Luego dijo que en el primero año. Por esas promesas, todo el mundo fue a votar por él en noviembre.</p>
<p> Pero ni una ni otra. No pasó nada en los primero noventa días ni en los primeros 100, y no va a pasar nada en su primer año, y Obama lo sabe y lo dijo.</p>
<p> El presidente gringo reconoció abiertamente que no tiene votos, y que no está seguro de tenerlos tampoco el próximo año, para una reforma. Y le metió una torcidita a su discurso. Antes había dicho que él iba a darnos la reforma; ahora dice que “espera que el congreso lidie con la reforma a principios del próximo año”.</p>
<p> Lo peor del caso no es admitir su falta de control sobre su propio partido, mayoritario a más no poder en las dos cámaras del Congreso, sino que claritamente dijo que “hay otras prioridades” que lo van a tener ocupado dedicar cuando el Congreso vuelva a trabajar a fines de año, como la reforma el sistema de salud y el sistema financiero.</p>
<p> Su declaración se combina asquerosamente con la de los senadores Republicanos que, a la mitad del debate sobre la nominación de la Wise Latina Sotomayor para la Suprema Corte del país, de que “el voto latino no les preocupa”.</p>
<p> Y más que más, Barack Obama reconoce que el próximo año es electoral, desde principios de febrero hasta principios de noviembre, todos los congresistas van a estar enfrascados en sus campañas de reelección, y en plenas elecciones nadie va a comprometerse a una controversial reforma migratoria.</p>
<p><strong>Sin legalización… ¡no habrá reelección!</strong></p>
<p> Y no es que uno esté desesperado. Llevamos más de 20 años sin papeles, y uno más no hace una tremenda diferencia. La bronca es la otra parte…</p>
<p> Obama insiste en que “Janet Napolitano y los demás actores relevantes” están platicando sobre la reforma. En teoría, a finales de este año habrá un borrador, y la iniciativa de ley estará lista para discutirse el próximo año. Pero en el ínterin, la Janet declara que “continuaré aplicando la ley y buscando formas efectivas de hacerlo. Ese es mi trabajo”. En todo caso, dice la doña, su aplicación de esa ley que el mismo Obama dice que “está rota”, es “más suavecita” que cuando Bush.</p>
<p> La declaración, como todas las de la administración sobre este tema, es ridícula. Según el grupo Transactional Records Access Clearinghouse, que analiza datos del gobierno, solamente en el mes de abril hubo 9,037 casos de inmigración en las cortes federales, un aumento del 32 por ciento en comparación con Abril del 2008.</p>
<p> Además, Napolitano ya inició la auditoria de más de 600 compañías en el país para ver si tienen trabajadores indocumentados, bajo la clara advertencia de que “si un empleador muestra un patrón de contratación de indocumentados, se iniciarán investigaciones criminales”.</p>
<p> Y entre los legisladores con los que trabaja Napolitano está el Senador Charles Schumer, quien la semana pasada hizo un llamado al Partido Demócrata a “dejar de usar el término `indocumentado’ para demostrar que son serios respecto a los inmigrantes que están aquí ilegalmente”.</p>
<p> Obama incluso rebaja el nivel del debate, haciendo chistes baratos diciendo que “hay gente que piensa que yo soy un inmigrante ilegal”, por aquello de la interminable controversia de que nació en Kenia y no en gringolandia.</p>
<p> En todo caso, Obama completó su frase de que “no podía hacer nada solito” haciendo un llamado a “los grupos de base, para que continúen organizando y movilizándose por la reforma”.</p>
<p> Y nosotros le agarramos la palabra. Desde Nueva York hasta Los Ángeles, pasando obviamente por Chicago, vamos a volver a marchar. La fecha elegida es el Día del Trabajo (el gringo, el 7 de septiembre), que es día festivo y no hay pretexto para no ir.</p>
<p> Pero lo mejor es la consigna. La declaración de Obama realmente nos cayó mal, nos cayó gorda y nos cayó en la punta de salva sea la parte. Y la respuesta va igual: Sin legalización… ¡no habrá reelección!</p>
<p> Sin una legalización amplia, para la absoluta mayoría de los inmigrantes indocumentados, Obama puede olvidarse de su reelección. Los votantes latinos que lo favorecieron en noviembre pasado quieren eso, o le quitan el voto para el 2010.</p>
<p>Contacto Jorge Mújica Murias at <a href="mailto:mexicodelnorte@yahoo.com.mx">mexicodelnorte@yahoo.com.mx</a></p&…;