Por Gracia Molina de Pick
En honor de la sangre indígena que tengo como mestiza y como Mexico-Americana, me siento obligada a examinar esta importante celebración que es de hecho un día de fiesta nacional en los Estados Unidos.
Por principio de cuentas, desde el inicio de esta clebración por los Peregrinos de Plymouth, Massachussets en 1621 se ha dado gracias NO a la bondad y compasión de los indígenas que compartieron su comida para salvarles de morir de hambre, lo que ya había acontecido con los primeros colonizadores separatistas ingleses quienes fallecieron en su primer invierno en Virginia por falta de sustento. Los Indígenas de Norte America son responsables de la totalidad del MENU de esta fiesta. A saber: Pan de maiz, guajolote, calabaza, guindas y papas.
¿Alguna vez han oido ustedes dar gracias y reconocer de dónde y a quién se debe la exquisita comida que disfrutamos el Día de Dar Gracias? ¿Verdad que no?
No solo es este olvido historico de la ingratitud de los nuevos inmigrantes a este continente americano en donde nuestros antepasados indígenas tienen raíces que datan de más de 3000 años A.C. y quienes con sus conocimientos científicos del cosmos, del clima y del suelo habían domesticado el cultivo de lo que ellos llamaban Las Tres Gracias, o sea la manera de plantar y cultivar el maíz, el frijol y la calabaza. Sabemos que el tallo del maíz se defiende de los vientos al enredarse en su torno el frijol impidiendo así que se doble o quiebre con los fuertes vientos y que la calabaza al arrastrarse por el suelo impide que este se deslave con las tempestuosas lluvias de temporal. La aplicacion de esta ciencia agricola indigena provee a los pueblos americanos con granos y alimento durante todo el año.
No en balde el folklore indígena considera que los humanos estamos hechos de arcilla mezclada con maíz y con la sangre de los dioses. El MAIZ se une a los otros granos responsables de todas las grandes civilizaciones y culturas que han existido en la tierra, a saber: el centeno, el trigo y el arroz sin los cuales nunca las hubieramos creado.
Pensamos en la nobleza y humanidad indígenas y luego vemos lo que les acontecio una vez que los separatistas europeos después de aprender a cultivar, identificar y reproducir los alimentos con que hoy nos halagamos, decidieron que sus instituciones serían estrictamente para ellos y que el “Noble Salvaje” sería excluído y separado de su proyecto de colonizacion. Hasta hoy, los colonos nunca reconocen el muy noble gesto de ser supervivientes gracias a la humanidad y bondad indígenas.
Ya contaremos el resto de esta historia en futuros ensayos.
Entre tauto, disfruten de la comida del Día de Dar Gracias, pero no olviden a quien deben dárselas.