Refor… what?

México del Norte
Por Jorge Mújica Murias

“Reforma”, dice una definición que me brincó en Internet, es la “Modificación de elementos característicos de la estructura política, económica, social o cultural de una sociedad, que se trata de realizar en forma voluntaria y en una dirección determinada, tratando de acelerar su proceso; a ser cumplida por medios no violentos y procurando evitar las consecuencias perjudiciales de ese cambio”. Una segunda definición, más simple, del Diccionario Espasa Calpe de la Lengua Española, dice que es “el cambio de algo para su innovación o mejora”.

Reformar, entonces, es “cambiar, rehacer, mejorar, arreglar, corregir, enmendar”. A todas luces entonces, lo que está proponiendo la pandilla de ocho senadores Demócratas y Republicanos bajo el título de “Reforma Migratoria” no es tal.

O si lo es, es muy a medias.

John McCain, Marco Rubio, Lindsey Graham y Jeff Flake firman del lado Republicano, y Charles Schumer, Dick Durbin, Robert Menéndez y Michael Bennet del lado Demócrata. Entre los ocho se las arreglaron para dar un salto para el pasado y uno para el futuro al presentar su plan maestro de “reforma migratoria”.

El primer salto en el plan maestro de los senadores, hacia atrás, es la repetición de los viejos conceptos, vertidos desde 2007, cuando el congresista Luis Gutiérrez se alió a los Republicanos para presentar su propuesta bajo el nombre de STRIVE: multas a los inmigrantes indocumentados y a los patrones que los contraten; saber inglés, historia y civismo de los Estados Unidos (eso que la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos no saben); estar al corriente en el pago de impuestos; pasar rigurosas revisiones de antecedentes penales, donde tres incidentes menores se contarán como un delito mayor.

Mientras la frontera se “asegura”, con aviones manejados a control remoto de los que se usan en Irak y Afganistán y con miles de nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza, los inmigrantes sin papeles podrán registrarse con el gobierno y, si cumplen con los requisitos anteriores, obtener un permiso temporal y condicional, quedarán a prueba, y cuando haya visas disponibles podrán solicitar la residencia.

Cambio Para Mal

Como bien lo saben los mexicanos desde el sexenio de Vicente Fox, “cambio” no necesariamente va acompañado de “bueno”.

Según el plan maestro de la pandilla de los 8 senadores, primero se le darán visas a los que están “haciendo cola”, los 5 millones de inmigrantes de todo el mundo que tienen peticiones para residir en Estados Unidos, y después se empezarán a dar visas para los que están aquí y no tienen peticiones.

El salto al futuro es que por allá del año 2020 un inmigrante indocumentado actual podrá obtener una visa de residente legal permanente, y por allá del 2025 podrá solicitar su ciudadanía. Y eventualmente, allá por el 2028 podrá votar en las elecciones gringas. Para ese año, calcularán los senadores, ya ninguno de los actuales congresistas Republicanos tendrá que responder por nada; algunos ya estarán seis pies bajo tierra, y otros fuera de la vida pública.

Mientras tanto, se harán aún más ricas las empresas que fabrican aparatos de guerra, todo en pos de la “seguridad fronteriza”, y se seguirán enriqueciendo los patrones que explotan (aún más) a los inmigrantes sin documentos.

Eso si. Si está uno dispuesto a doblarse el lomo en los campos agrícolas por 16 horas al día para ganar 10 centavos por cubeta de jitomates, el proceso de residencia será más rápido, siempre y cuando se comprometan a seguir trabajando en la agricultura por toda su vida. De paso, los físicos nucleares y programadores de computadoras si tendrán visas rapiditas.

Ah, y claro, los programas de verificación de empleo serán obligatorios en todo el país, y habrá medidas para que nadie con visa de turista o estudiante temporal se pueda quedar por aquí.

En tres patadas, esa es la llamada “reforma migratoria” que se nos ofrece.

Es una “reforma” porque “cambia” el sistema migratorio, lo “rehace”, pero definitivamente no lo mejora. Eso, que la propuesta mejore, que la discusión sea más centrada y que la reforma no se quede en una aventura militar-comercial, depende de nosotros.

Tenemos que dar nuestro “salto al pasado”, y volver a 2006, cuando millones de inmigrantes cambiamos la discusión a fuerza de marchar en las calles, y tenemos que dar un “salto al futuro”, pero no para el 2025 sino ya; comenzar movilizaciones públicas, protestas, marchas, ocupación de oficinas de políticos balines.

La consigna inmediata debe ser que el primero de Mayo nadie trabaje y todos los trabajadores marchen…

Contactio Jorge Mújica Murias e mexicodelnorte@yahoo.com.mx