‘Ruta Madre’: Una Carta de Amor a Mexico

Ruta Madre Poster SmallPor Katia Lopez-Hodoyan

La vida en la frontera suele ser muy interesante. Cuando uno crece en ella, se viven historias increíbles. Las anécdotas clásicas toman vida de vez en cuando, cuando se relatan en la fiesta de una amistad o en una cena Navideña, pero raramente las vemos en la pantalla grande. Sin embargo, existe siempre la excepción a la regla. Y precisamente aquí es donde encontramos la película “Ruta Madre”.

Esta película narra la trayectoria de un joven que se topa con el amor, el perdón y la aventura. Es la historia de Joey Molina: un nativo de San Diego que emprende una trayectoria por Baja California para descubrir cómo sus raíces mexicanas aun tienen relevancia a su vida en los Estados Unidos. Se conecta con la cultura y el idioma. Joey ríe, llora, y en el proceso, descubre un doloroso secreto familiar.

“Ésta no es una historia de política, inmigración o tráfico de drogas”, dice Molina, quien también es un músico reconocido. “Es una historia con alma. Personalmente la veo como una carta de amor a México. Cada vez que voy a Tijuana, es una aventura”.

Aunque la película está basada en la experiencia personal de Molina, es una historia con la cual millones de personas se pueden identificar. La experiencia de tal vez ser demasiado americano para México, o demasiado mexicano para los Estados Unidos. Es una historia donde se anhela aquel México que los padres y abuelos describen con tanto cariño, siendo a la vez el mismo México que decidieron abandonar.

“La película incluye diálogos tanto en inglés como en español, por lo que esperamos alcance una audiencia americana”, dice el productor Jerónimo Bertrán. “La película refleja una experiencia que viven millones de personas en los Estados Unidos: el deseo de querer entender sus propias raíces”.

La película cuenta con una combinación de humor y drama, con trazas de sobre-actuación que generalmente se asocia con las famosas telenovelas Latinoamericanas.

Después de un período de dos años de grabación, producción y post-producción, la película se exhibió por vez primera en The Lot en La Jolla, durante una proyección privada. El repertorio de artistas incluye nombres estelares de la cinematografía mexicana como Carmen Salinas y Paul Rodríguez, e incluye también nuevas estrellas como Sophia Mickelson, hija del famoso golfista Phil Mickelson Giovana Taboada, residente de la ciudad de San Diego y concursante en la versión mexicana del programa “The Voice”.

“He cantado ya por años, así es que es maravilloso el poder actuar y cantar en esta película”, dice Taboada. “Estaba tratando de disfrutar la película sin enfocarme demasiado en cómo se oía mi voz, pero ésto fué inevitable. Espero que este proyecto abra muchas puertas”.

La idea de hacer una película basada en la vida real de Molina surgió después de mucho tiempo. Había hablado en más de una ocasión con su buen amigo y guionista, Agustín Castañeda, acerca de su recorrido por Baja California y todas las aventuras que vivió años atrás. Un día, mientras se dirigían a Los Angeles, les llego la inspiración. Decidieron que ya era tiempo de escribir un guión cinematográfico, conseguir un equipo de producción y hacer que las cosas tomaran forma. Por alguna razón, ese día, la historia de la cual habían hablado un sin fin de veces tomó un giro. Se convirtió en una historia que seria presentada formalmente a un publico.

“Fue un proceso largo, pero valió la pena”, dice Castañeda que fue co-escritor de la película y su director. “Grabamos en Tijuana, San Diego, Rosarito, Ensenada y en Santa Rosalía. Y mucho de nuestro rodaje se llevó a cabo en las instalaciones de Baja Studios. Toda la experiencia ha sido increíble. Hace más o menos cuatro años que terminamos el guión, así es que la película ha sido parte de nuestras vidas por un buen rato”.

El productor dice que la historia va mas allá del entretenimiento. A través de la comedia y del drama, Bertrán dice que su deseo es de resaltar el lado positivo de la cultura mexicana, un lado que frecuentemente es opacado por los medios de comunicación.

“México tiene sus problemas”, agrega Bertrán, “pero existe otro lado que frecuentemente se ignora: la unión de la familia, la magia de la tierra, y la gran alegría que se vive con la familia y los amigos”.

Es un recordatorio del intercambio cultural que fluye automáticamente de un país al otro. Es un intercambio que al pasar del tiempo se hace invisible para aquellos que lo experimentan a diario.

Ya que la Ruta Madre está finalizada, el equipo esta fijando su mirada en festivales cinematográficos a lo largo del país para exhibirla.

A pesar de que la película se desarrolló por lo que vivió una sola persona, sigue siendo una historia con la cual millones de personas en ambos lados de la frontera se pueden identificar. Sobre todo en esta frontera tan dinámica, intrigante y particular donde las rutas personales y automovilísticas son innumerables.