Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.
Los días previos a la Navidad son como un relato siniestro del “más allá” para mucha gente en México, así como también para la población de California y especialmente para los estudiantes indocumentados.
En la Capital mexicana reapareció el “jefe” Diego Fernandez de Cevallos como un fantasma de las nieves, como Santa Claus, con la barba blanca crecida, después de más de siete meses de cautiverio.
Tanto sus familiares como él rehúsan a hablar o siquiera a dar pistas sobre quiénes fueron los protagonistas de su martirio.
Las razonas, por supuesto, son muchas. El miedo de esta familia es real. Los secuestradores pueden vengarse por una posible ventilación de información.
Sin embargo, lo sucedido con Fernández de Cevallos tiene algo interesante que tiene que ser tomado en cuenta por el gobierno y la sociedad mexicana.
En primera instancia, el gobierno de México, particularmente sus instituciones policíacas, de investigación criminal o militares, a mi parecer, nunca debieron haber dejado que los familiares tomen carta del asunto como un asunto privado.
El atraco contra este político o cualquier persona elegida democráticamente por la sociedad se convierte en un asunto del Estado. Es el gobierno quién tiene autoridad a resolver este tipo de problemas; no los familiares y sus abogados.
Este suceso dice mucho del estado de descomposición social en México. Muchas personas se preguntarán, si un poderoso político fue víctima de un plagio a plena luz del día, un ciudadano común y corriente está más expuesto a las violaciones de bandas y organizaciones delictivas.
Por otra parte en California, la desolación que deja un diluvio de agua que cae de los cielos ensombrece más el ánimo de la navidad, el cual, para algunos, es un verdadero castigo del “más allá” por la incansable sed del ser humano a cambiar las relaciones humanas con la naturaleza.
Los cambios de la tecnología evidentemente han sido vertiginosos. El Internet, los juegos electrónicos y todo ese monstruo de invenciones que, a la larga, afectan y debilitan la esencia de la naturaleza.
Asimismo, no podemos olvidarnos de la terrible desgracia de “nuestros hijos”, los estudiantes indocumentados, en días previos a la Navidad. Nuevamente recibieron un balde de agua fría en el Senado de la Capital de la República.
Sólo faltó un voto en la Cámara Alta para que más de dos millones de jóvenes pudieran gritar a los cuatro vientos la felicidad de desarrollarse profesionalmente.
Una mayoría Republicana nuevamente los privó de sus derechos. Este partido político volvió a cavar su propia fosa para las próximas elecciones presidenciales. La comunidad Latina recordará este episodio como un atropello en contra de un segmento de su población.
La probabilidad de aprobar un DREAM Act en el 2011 es simplemente un sueño inalcanzable con una mayoría republicana en la Cámara Baja. Empero, nosotros los latinos tendremos en nuestras manos nuestros votos de NO en contra de este partido en las elecciones de 2012.
Al final, los fantasmas de las víspera navideñas se van o ya se fueron. Hoy en este día de regocijos hay que celebrar nuestros parabienes. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
Humberto Caspa, Ph.D., es investigador de “Ecomonics On The Move.” E-mail: hcletters@yahoo.com