Sarah Palin: rebelde contra el mundo

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<p>&nbsp;Un nuevo romance político empieza a entretejerse en la política norteamericana. No es la relación amorosa entre el político y la estudiante universitaria, ni mucho menos es un escándalo sexual que endulza las cámaras de los paparazzis y el micrófono de los chismosos de la televisión y la radio.</p>
<p>&nbsp;Es más bien un romance calculado, prosaico, documentado en un libro de más de 400 páginas. Se trata de Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska, ex candidata a la presidencia, ex alcaldesa de Wasilla y ex ganadora de un concurso de belleza, cuyo libro, Going Rogue: An American Life, trata de reconquistar el corazón del electorado norteamericano con una versión propia y llena de contradicciones.</p>
<p>&nbsp;Como un espadachín de la mitología china, que busca vengar la intolerancia de sus agresores y la frialdad de sus amigos que la abandonaron en la batalla decisiva de su vida, la ex gobernadora de Alaska arremete sin pudor contra sus ex aliados y enemigos.</p>
<p>&nbsp;Fue ella, de acuerdo a su versión, la víctima del sistema político y unos medios de comunicación maliciosos y condenables.</p>
<p>&nbsp;Las críticas que propició su famosa entrevista con Catie Couric, presentadora de noticias de la cadena CBS, fue el resultado de una maquinación despiadada.</p>
<p>&nbsp;Recordemos que en algunos momentos cruciales de la famosa entrevista, Palin se negó a contestar preguntas comunes y corrientes. Couric insistió, por ejemplo, que mencionara a uno de los medios por el cual se informaba del entorno mundial de la política exterior del país. Palin no supo contestar; simplemente señaló que “lee todos [los libros, revistas académicas y periódicos]”. El electorado nacional entendió que básicamente no lee nada.</p>
<p>&nbsp;Por otra parte, en su libro, Palin lanza dardos mortíferos contra el equipo de John McCain. Al jefe de su campaña a la presidencia, Steve Schmidt, virtualmente lo crucifica. No le gustó que la censuraran y que no le permitieran utilizar su propia estrategia y virtudes políticas.</p>
<p>&nbsp;Cuando la campaña estaba cuesta arriba, específicamente durante el debate con Joe Biden, Palin hizo relucir sus dotes personales. Sin embargo, su presentación coqueta, acompañada de guiños y el uso de un lenguaje populacho, en vez de cambiar su imagen de mujer inmadura, refortificó la creencia de que no estaba lista para la vicepresidencia.</p>
<p>&nbsp;Hoy, Sarah Palin está nuevamente en las páginas frontales de los medios de comunicación. No existe duda de que su libro va a conseguir jugosas ganancias. Sin embargo, su versión no cambia en lo mínimo la percepción de la población norteamericana en torno a su imagen política. Palin continúa siendo una mujer atractiva, social conservadora, hábil en la política, pero con pocos recursos intelectuales.</p>
<p>&nbsp;Su fama no es única. Los acompañantes de los candidatos presidenciales derrotados normalmente tienden a ser el blanco de los medios de comunicación. Dan Quayle, Joe Liberman, John Eduards estuvieron en situaciones similares.</p>
<p>&nbsp;A medida que pasen los días y nos acerquemos a las próximas elecciones y se conozcan las nuevas figuras del Partido Republicano, la controversial figura de Palin volverá al aire gélido de Alaska.</p>
<p>&nbsp;Su romance con su base social conservadora perdurará por unos largos años, pero no llegará a cautivar al grueso del electorado nacional. Como indica el título de su libro, se quedará sola y sin un rumbo real.</p>
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Humberto Caspa