Francisco Barbosa

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<p>Contra todos los pronósticos alarmistas, la elección más importante del México del siglo XXI se celebró en un marco de concordia ejemplar. Millones de mexicanos ejercieron con absoluta libertad su derecho a elegir – contratar – a los ciudadanos que en los próximos años tendrán el mandato de conducir los destinos del país.</p>

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<p>Para los memoriosos y los estudiosos de la teoría política, el análisis de los debates televisivos es un tema de particular interés. Esta modalidad de competencia electoral, propia de los tiempos modernos, tiene un origen tan antiguo como el practicado por Platón en su obra clásica “Diálogos”, en los que propone esa forma de comunicación como vía para dirimir conflictos y lograr la concordia y trascendencia de los individuos en la convivencia comunitaria.</p>

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<p>“No hay plazo que no llegue, ni fecha que no se cumpla”, reza un refrán popular, y el pasado 30 de marzo dio inicio la fase de las campañas electorales para renovar los poderes ejecutivos y legislativos.</p>

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<p>No sorprende que al iniciar el año los candidatos a ocupar cargos públicos, a través del proceso electoral de 2018, recurran al mensaje tradicional de desear felicidades a la ciudadanía y así tratar de caracterizarse como la mejor opción de la canasta política.</p>

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<p>De manera superficial, la mayoría de las veces, y otras que en las que se evidencia ignorancia supina, el Primer Mandatario se enfila hacia los últimos meses de su administración.</p>

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<p>En la recta final del año 2017, los sentimientos que se experimentan, como ejercicio saludable de reflexión se inclinan, naturalmente, hacia los aspectos que pusieron en riesgo diferentes aspectos de la vida individual, familiar y comunitaria.</p>
<p>Recordando los sucesos de corte estrictamente personal, fue para las grandes mayorías un tiempo de dolorosas pruebas. Los fenómenos naturales que se registraron lo largo del año superaron índices de gravedad históricamente registrados. </p>

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<p>Los perfiles de los aspirantes a la presidencia parecen coincidir en que la falta de experiencia en el ejercicio político es una característica prevaleciente. Esto no necesariamente se puede calificar como bueno o malo.</p>
<p>Me explico, la historia está llena de casos en los que se esperaban grandes resultados de quienes llegaron a ocupar las primeras magistraturas, pero que empequeñecieron tan pronto enfrentaron los retos de su tiempo.</p>