México del Norte
Por Jorge Mújica Murias
La nota obvia de la semana es Arizona. No el estado árido y montañoso que alguna vez fue parte de México, sino el terrible atropello legal que se ha cometido ahí en los últimos días. El 15 de abril, más que por coincidencia, 800 gorilas del servicio de inmigración llevaron a cabo una docena de redadas en Arizona, supuestamente para eliminar servicios de coyotes que usaban camionetas para transportar supuestos inmigrantes supuestamente indocumentados.
Decimos que más que por coincidencia porque las redadas sucedieron a la misma hora en que la legislatura estatal aprobaba una propuesta de ley, la SB1070, que criminaliza el hecho de estar en el estado sin papeles.
Peor aún, el arresto de un indocumentado no tiene que estar basado en un hecho, sino en una mera suposición. Así como suena, la ley 1070 autoriza a todas las policías del estado a arrestar a cualquier persona simplemente por la sospecha de que el sospechoso pueda ser indocumentado.
Lo que yo sospecho es que nadie puede saber, simplemente por ver a una persona, que sea indocumentada. Y también sospecho que más bien la sospecha surge cuando tiene uno cara de latino, de mexicano, de no hablar bien inglés o por cualquier otra característica racial.
En la sospechosa redada de los sospechosos de coyotear a otros sospechosos ya se puso en práctica la ley, aún antes de ser aprobada. Como dice uno de los dueños de las líneas de transportación, “yo le vendo boletos a quien los quiera comprar, no le pido papeles a nadie”.
La sospechosa ley, ya aprobada por las dos cámaras de la legislatura estatal hace legal el arresto pos sospecha; criminaliza a los sospechosos de indocumentados por sospechosamente “traspasar” el territorio del estado, igual que la infame HR 4437, de Jim Sensenbrenner. Lo que no es sospecha es que la 1070 legaliza el arresto por perfiles raciales, lo cual se supone que es ilegalísimo en este país.
Aquí, allá y acullá
Y todos somos Arizona porque este ataque contra las comunidades inmigrantes ni es nuevo ni está limitado a la 1070 ni a Arizona.
Acá a 20 millas de mi rancho de Chicago, en el suburbio de Blue Island, la policía está haciendo lo mismo. Cuatro detectives, famosos desde que eran policías de patrulla por hostigar constantemente a los jóvenes latinos, fueron “ascendidos” y asignados a trabajar directamente con el servicio de inmigración.
Desde siempre, han arrestado jóvenes sin órdenes de arresto, les han confiscado gorras y ropa por “tener los colores equivocados”, y han desafiado a sus padres a exigir las prendas de regreso “si tienen huevos”.
Los arrestos se llevan “varios días” en procesar porque no hay suficiente personal para checar los antecedentes penales de los detenidos, que tiene que pasársela en la cárcel hasta que aparecen sus papeles. Los que no tienen papeles son entregados directamente a la Migra y punto.
Y los arrestos se llevan a cabo en las calles y en las casas, donde los detectives le piden a los sospechosos que salgan a la calle porque “están llevando a cabo una investigación”. Una vez fuera de la casa, el sospechoso puede ser arrestado sin mayor trámite por un agente de la Migra que acompaña a los detectives.
Acá en Illinois esto podría considerarse prácticamente ilegal, pero en Arizona ya no lo es. La 1070 lo autoriza y aprueba. Las protestas en contra de la ley sospechosa de ser ilegal están a la orden del día, y están enfocadas en una persona, la gobernadora de Arizona, que si tiene tantito sentido común debe vetar la ley y no permitir su aplicación. Se ha lanzado ya una convocatoria nacional en contra del estado en caso de que la gobernadora firme la ley, para que nadie vaya de vacaciones y todo el mundo cancele sus negocios en el estado.
Pero en realidad las protestas se tienen que enfocar en otras personas. Para empezar, en Barack Obama, que ha aumentado las políticas represivas contra los inmigrantes; para seguir, en Nancy Pelosi, líder de la Casa de Representantes por no programar ni siquiera una discusión de la única propuesta de reforma migratoria que hay hasta el momento; y contra Harry Reid y su jueguito de que hoy estoy a favor y mañana contra la reforma.
Todos ellos son los verdaderos responsables de la ley de Arizona. Y nos toca a nosotros, los inmigrantes, obligarlos a actuar. Tienen hasta el primero de mayo para hincar un proceso de reforma migratoria, o todos nos vamos a volver Arizona, donde, por el momento, parece que ese alguacil hijo de inmigrantes italianos de nombre Joe y de apellido Arpaio, está sospechosamente ganando la partida.
Contactio Jorge Mújica Murias at mexicodelnorte@yahoo.com.mx