Tras grandes sacrificios, Zeferino García sobresale como empresario

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<figure id="attachment_2204" aria-describedby="caption-attachment-2204" style="width: 300px" class="wp-caption alignright"><a class="highslide" onclick="return vz.expand(this)" href="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2009/09/DSC04824.JPG"><… loading="lazy" class="size-medium wp-image-2204" title="DSC04824" src="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2009/09/DSC04824-300x22…; alt="Zeferino García, mejor conocido como Zefe, en su restaurante y tortillería,“Expresión Oaxaqueña”. " width="300" height="225" srcset="https://dev-laprensa.pantheonsite.io/wp-content/uploads/2009/09/DSC0482… 300w, https://dev-laprensa.pantheonsite.io/wp-content/uploads/2009/09/DSC0482… 360w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px"></a><figcaption id="caption-attachment-2204" class="wp-caption-text">Zeferino García, mejor conocido como Zefe, en su restaurante y tortillería,“Expresión Oaxaqueña”. </figcaption></figure>
<p>&nbsp;La historia del empresario Zeferino García de 43 años es como una película de ciencia ficción hollywoodense. La única diferencia es que García ha vivido en carne propia los sacrificios para llegar a tener éxito.</p>
<p>&nbsp;De trovador y vendedor ambulante de hot dogs, García ha eregido su empresa que consiste en restaurante, tortillería, estudio de grabación y tienda de abarrotes.</p>
<p>&nbsp;El origen de García es extremadamente humilde. “Cuando me encogía en una esquinita para bañarme con un balde de agua fría, me tiraba el agua sin pensarlo dos veces”, recuerda García quien vivió cerca de cinco años en su pequeño negocio que era convertido en vivienda. Al pequeño establecimiento le faltaba la regadera, agua caliente y carecía de servicios para fungir como vivienda. La necesidad, sin embargo, lo obligó a vivir en indeseables condiciones.</p>
<p>&nbsp;García, quien es oriundo del estado mexicano de Oaxaca, se encontró en el campo empresarial por azares del destino. Después de los disturbios raciales sobre el caso del afroamericano Rodney King, muchos negocios del vecindario de Pico Union, se cerraron por temor a ser objetos de vandalismo o incendios. Un día, García fue a visitar a su amiga, quien en aquel entonces tenía su salón de belleza en el Boulevar Western y fue informado de un establecimiento disponible para rentar.</p>
<p>&nbsp;Desempleado y sin un departamento, García tomó la oferta con la idea de usarlo, ambos como negocio y hospedaje. Al mudarse, sin embargo, no tenía ni la menor idea de lo que iba a vender o del negocio que emprendería.</p>
<p>&nbsp;Este empresario de estatura baja, piel morena y quien prefiere comunicarse en Za-poteco, su lengua materna, a duras penas cursó hasta la preparatoria. Sus experiencias laborares han sido como vendedor ambulante de hot dogs, trabajador de restaurante y trovador. Al encontrarse con una tienda, desconocía totalmente cómo proceder y poner en marcha su negocio. Si esto fuera poco, no tenía dinero para invertir y comprar mercancías.</p>
<p>&nbsp;Afortunadamente, García, quien es conocido como “Zefe” estaba rodeado de amigos a quienes había cosechado mientras se desempeñaba como trovador. Con el apoyo de sus amigos y paisanos oaxaqueños, el negocio fue levantándose lentamente. El primer visitante, de nombre Fidencio Cruz, quien acudió al establecimiento, le ofreció a regalar unas cortinas usadas para cubrir las ventanas mientras que Zefe dormía. Días más tarde, llegaría a visitarlo un amigo quien se dedicaba a pintar casas. “Tengo unas latas extras de pintura si las llegas a ocupar”, García recuerda del comentario.</p>
<p>&nbsp;Esa misma semana coincidió con el oaxaqueño Jaime Her-nández, quien trabajaba en la construcción. “Tengo unas maderas que no ocupo”, le comentó a Zefe. Como arte de magia, apareció un amigo carpintero, Joselito, para visitar a la nueva vivienda/negocio. “Cuando ofreció su ayuda, me fui corriendo por la madera para armar una estantería”, recuerda Zefe.</p>
<p>&nbsp;Aunque el local ya contaba con necesarios muebles para su apertura, le hacía falta lo más importante: la mercancía. “¿Qué voy a vender?”, recuerda haberse preguntado sin dinero para invertir.</p>
<p>&nbsp;Para que se sintiera como un ambiente de negocio, tomó todos los cassetes y Cds que anteriormente había grabado y los colocó al mostrador y&nbsp; alrededor de la tienda. Unos que otros jarros para hacer chocolate le hacían compañía a los cassetes. Enseguida le fue a visitar otro amigo quien también le dio su música para que vendiera. Poco a poco fue juntando mercancías.</p>
<p>&nbsp;“Cuando fui a visitar a Zefe, nomás tenía unas cositas que vendía. Mi esposa y yo le dimos mercancías, artesanías oaxaqueñas para que surtiera”, recuerda Fernando Cervantes quien se dedica a la importación de artesanías. García se tardó más de un año para poder pagar los mil dólares de mercancía que había pedido prestado.</p>
<p>&nbsp;Días antes de haberse mudado para esta tienda, Zefe había sido expulsado de su departamento por falta de dinero ya que perdió su trabajo como vendedor ambulante de hot dogs. De la música, salía muy poco dinero, recuerda.</p>
<p>&nbsp;Resulta que después de más de cuatro años vendiendo hot dogs enfrente de la oficina de servicios sociales (Welfare), donde recurría la gente para cobrar un incentivo del gobierno, el sistema de cobro se cambia. Se decide hacer estos pagos por medio de las casas de cambio. Ante esto, la gente se dispersó dejando a Zefe sin clientela.</p>
<p>&nbsp;Fue difícil superar esta perdida ya que el simple hecho de haber sido aceptado en esta esquina fue un sacrificio, recuerda Zefe. “Llegaba al lugar como a las 4:00 de la mañana para barrer y a reservar el mejor lugar”, dice. “Poco a poco fui ganando la confianza de la clientela y la policía”.</p>
<p>&nbsp;En un principio, pese a que contaba con una licencia para vender, frecuentemente recibía infracciones. “Los 45 dólares que sacaba, prácticamente sacaba nada más para los tickets”. Además, el fin del trabajo como vendedor ambulante de hot dogs, también coincidió con la ruptura de su relación matrimonial.</p>
<p>&nbsp;En aquel entonces su situación andaba mal y pensó que el mundo se le había venido encima. “Vine a estorbar al mundo”, entona en zapoteco en una de sus grabaciones, las cuales en su mayoría hablan del amor y desamor.</p>
<p>&nbsp;“Un día, unas paisanas regresaron al pueblo (San Francisco Yatee) y le comentaron a mi familia que me pidieran que mejor regresara para el pueblo porque sólo estaba vendiendo ollas y jarros de una manera despreciable”, recuerda Zefe quien tiene 22 años en este país.</p>
<p>&nbsp;García confiesa haber superado numerosos retos y procura ser optimista en los momentos difíciles. Desde la apertura de su tienda de abarrotes hace once años, ha creado un restaurante, tortillería y estudio de grabación. A pesar de todo esto, Zefe aún tuvo tiempo para conducir un programa radial, La Hora Oaxaca, la cual duró ocho años en el aire.</p>
<p>&nbsp;Hoy en día, seguido se le encuentra en su restaurante y tortillería, “Expresión Oaxaqueña” en el Boulevar Pico esquina con Van Ness, en Los Ángeles. Los primeros clientes al abrirse este restaurante aún lo siguen visitando. Ni se diga de los viejos amigos quienes a broma le recuerdan a Zefe de sus humildes inicios como empresario cuando usaba una caja vacía de zapatos como caja registradora. “‘Esa sí era caja’”, le recuerdan.</p>

Author
Gabriel Martinez