<p> <img loading="lazy" src="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2019/05/Tratan-de-Doble…; alt="" width="300" height="169" class="alignright size-medium wp-image-50295" srcset="https://dev-laprensa.pantheonsite.io/wp-content/uploads/2019/05/Tratan-… 300w, https://dev-laprensa.pantheonsite.io/wp-content/uploads/2019/05/Tratan-… 1024w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px"></p>
<p>Alex, padre de familia hondureño, caminó desde el Departamento Regional de El Yoro, en el oriente de su país, hasta la frontera de California con la esperanza de entregarse junto con uno de sus hijos menores a la patrulla fronteriza y comenzar un proceso con el que quería asilarse, trabajar y eventualmente traer a su esposa y otros dos pequeños.</p>
<p>Dice que tardó dos meses en llegar hasta la frontera de Mexicali. Pasaron hambres, desvelos, enfermedades y cansancio en el camino, pero la idea de alcanzar Estados Unidos lo movía a continuar con su hijo.</p>
<p>Una tarde hace una semana, se reunió con un grupo de migrantes que iría solicitando por la carretera que los conductores quisieran llevarlos por compasión a San Luis Río Colorado, Sonora, por donde planeaban cruzar la frontera en grupo, entregarse a la patrulla fronteriza y pedir asilo en Estados Unidos.</p>
<p>Alex dijo que anochecía cuando el grupo cruzó. A lo lejos vieron patrulleros en sus vehículos y hasta allá caminaron para entregarse, pero lo que sucedió después no se parecía en nada a lo que esperaba.</p>
<p>Dice que los patrulleros no los aceptaron como personas que huían por salvar sus vidas, sino que los arrestaron y maltrataron verbalmente, con desprecio, los detuvieron sin asistencia y al final les dieron documentos para que se presentaran ante una corte de migración en San Diego a mediados de agosto.</p>
<p>En total son cerca de cien días de espera, desde que las autoridades proporcionan los documentos con fechas de citas, hasta que los migrantes efectivamente se presentan.</p>
<p>“Yo quisiera regresarme para ayudar a mi esposa y mis hijos, porque fíjese que con dos meses de camino y luego esperar tres meses, y a la mejor de todos modos nos van a deportar y para eso es tiempo que uno no puede trabajar”, dice Alex.</p>
<p>“Mi familia me dice que mejor me regrese, mientras no esté yo allá la pasan muy mal, porque no tienen ingresos”, platica.</p>
<p>Mientras Alex platicaba con La Prensa San Diego, migrantes guatemaltecos de la Baja Verapaz también dijeron que preferían regresar a sus poblados.</p>
<p>“No podemos estar tanto tiempo sin trabajar y sin ayudar a nuestras familias que esperan que les mandemos ayuda”, dijo uno de ellos.</p>
<p>“Esa es la cosa”, dice Alex, “que las familias que dejamos a veces no tienen ni para comer”.</p>
<p>El pastor Albert Rivera, coordinador del albergue Ágape, donde están refugiados los migrantes, dice que la experiencia que han vivido estos días Alex y sus compañeros guatemaltecos se ha convertido en práctica común.</p>
<p>“Como por aquí (en Tijuana) no pueden cruzar, se van mejor al desierto de Arizona, donde antes los detenían, los dejaban libres mientras se presentaban en corte y podían trabajar mientras tanto; ahora los detienen, les dan una fecha para presentarse a la corte, pero los ponen hasta el final de la espera, como por fines de agosto o septiembre, y tienen que venir a esperar a Tijuana donde casi no hay cupo en albergues”, dice Rivera.</p>
<p>Actualmente hay 16,200 migrantes a lo largo de la frontera mexicana en espera de cruzar para presentarse en cortes de migración, dos mil cien de ellos se habían entregado ordenadamente por garitas o puertos de entrada, como les exigía Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). </p>
<p>La larga espera sin poder trabajar mella la fortaleza y las motivaciones de los migrantes, que cada vez más prefieren regresar, de acuerdo con el pastor.</p>
<p>Esta semana un grupo de 25 guatemaltecos que llegó de San Luis Río Colorado a Tijuana a esperar cita en San Diego prefirió hablar con su cónsul para volver a su país.</p>
<p>Eso es común y para los guatemaltecos es más fácil porque tienen consulado en Tijuana, pero para los salvadoreños y hondureños como Alex las circunstancias son más difíciles. </p>
<p>Ahora Alex y miles de migrantes en su situación deberán de volver a las circunstancias de las que huyeron al salir de sus lugares de origen.</p>
<p>“Y pero todavía”, dice Alex, “porque para llegar hasta aquí invertimos todo lo que teníamos”.</p>
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