Un Pedacito de Tierra

Por León Bravo 

Una impresión visual, un olor, un sabor, o un sonido te pueden dejar marcado para toda tu vida, y se pueden convertir en símbolos de añoranzas recurrentes.

Los frijoles de la olla que cocinaba la abuela.

El primer arcoíris que apreciaste de niño.

La canción que te recuerda tu primer noviazgo.

El aroma del perfume de tu madre, cuando te mimaba.

El ser humano tiene la capacidad de utilizar sus sentidos para evocar aquellas cosas que lo reconfortan, o lo hacen sentir mejor.

De igual manera, hay impresiones que se nos quedan en la mente y que representan la oscuridad, la maldad, el egoísmo al que tenemos que enfrentarnos día a día.

En 1974 tenía apenas 11 años, pero una imagen se quedó grabada para siempre en mi memoria.

Se desarrollaban los Juegos Olímpicos de Munich, Alemania, en una época en que el mundo no vivía en la paranoia de la actualidad, respecto a posibles ataques terroristas.

Un viernes de septiembre, mientras veía el resumen olímpico sentado al lado de mi padre, apareció en la pantalla de televisión  un hombre cuyo rostro jamás vi, pero al que nunca he olvidado.

La Villa Olímpica había sido invadida por un comando palestino, cuyo objetivo era aniquilar a la delegación de 12 atletas israelíes.

Los fedayines se introdujeron al edificio que albergaba a los deportistas de la manera más fácil e inocente.

Se pusieron unos pants para hacerse pasar como atletas, y el guardia de la entrada los dejó pasar debido a la ingenuidad que existía en ese tiempo.

Al penetrar las instalaciones, los palestinos subieron al cuarto de los israelíes y tocaron la puerta.

Un levantador de pesas de la delegación abrió la puerta, y de inmediato fue abatido a tiros.

A los pocos minutos, un hombre con un pasamontañas que le cubría el rostro fue captado por las cámaras de televisión.

El personaje llevaba colgando una metralleta, y vigilaba  que ninguna autoridad se acercara al complejo olímpico.

Tras horas de negociaciones con la policía alemana, los terroristas lograron que se les facilitará un helicóptero para escapar.

Al llegar al aeropuerto de Munich, los palestinos y ocho atletas sobrevivientes al ataque, abordaron un helicóptero que presuntamente los llevaría a tierras palestinas.

Antes de despegar, la nave fue invadida por un comando de la policía alemana, quienes mataron a los terroristas, pero también a los deportistas de Israel.

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que inician el 5 de Agosto, representan el 44 aniversario del triste acontecimiento ocurrido en Munich.

La delegación israelí que participará en los Juegos del 2016, pidió al Comité Olímpico Internacional, que antes de iniciar la ceremonia de inauguración en Río, se guarde un minuto de silencio en memoria de los atletas caídos hace más de cuatro décadas, pero la petición fue denegada.

Recordar acontecimientos como los de Munich 1974 es importante para que las nuevas generaciones comprendan muchas de las cosas que hoy en día, afectan la estabilidad de la paz mundial.

Recordar también significa un rechazo a la maldad, a la tiranía así como una veneración a los mártires.

Río 2016 representa la sexta vez en la historia de los Juegos Olímpicos, que el Comité Olímpico Palestino tendrá representación de deportistas.

Seis atletas de Gaza, Cisjordania y Jerusalén, representarán a Palestina en las disciplinas de natación,equitación, atletismo y judo.

Sería fabuloso que 44 años después de la tragedia de Munich, un israelí y un palestino se dieran la mano arriba de un podio olímpico.

Ese sería el mejor homenaje a dos pueblos que por siglos han derramado sangre, en aras de buscar un pedacito de tierra al cual llamar país.

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