Una sabia decisión

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

Obesidad, obesidad, obesidad. Escuchamos frecuentemente esta palabra que parece haberse convertido en un concepto vacío a pesar de sus graves implicaciones. Sin embargo, hace pocos días las autoridades encargadas de la salud de los habitantes de Nueva York tomaron medidas de hecho para prevenirla. Sacaron las bebidas azucaradas gigantes del mercado. Una sabia decisión.

La medida, que tendrá efecto a partir de marzo del 2013, busca prevenir esta odiosa enfermedad que sigue cobrando vidas en Estados Unidos y en el mundo y aunque seguramente no será suficiente es un gran comienzo.

Definida como una enfermedad crónica prevenible caracterizada por el exceso de grasa, la obesidad afecta a más de un tercio de los adultos que viven en este país y a cerca del 17 por ciento de los jóvenes, de acuerdo con Los Centros de Control de Enfermedades —CDC—.

Las cifras son alarmantes y las tendencias no son alentadoras, por eso, para muchos la medida adoptada en Nueva York, es más que necesaria. Y sí, está claro que los gobiernos están obligados a hacerse cargo de los asuntos que afectan la salud pública; pero, ¿nosotros?

¿Tomamos en nuestros hogares las medidas preventivas para evitar condiciones como esta?

¿Nos encargamos de poner en nuestra mesa alimentos y bebidas saludables que garanticen el equilibrio nutricional de nuestras familias?

¿Les enseñamos con el ejemplo a nuestros hijos?

¿Hemos acaso intentado sustituir las bebidas gaseosas por alternativas más saludables en nuestro hogar?

Es oportuno recordar, que la obesidad está ligada a numerosas enfermedades y desórdenes entre los que se incluyen condiciones cardiovasculares, diabetes e incluso cáncer.

Las bebidas azucaradas son la fuente más grande de azúcar agregada en la alimentación de los jóvenes estadounidenses, y para seguir recordando diremos que la relación entre el azúcar y la obesidad es directa. Es urgente que niños, jóvenes y adultos reduzcan el consumo de bebidas gaseosas, bebidas deportivas y otras bebidas azucaradas. La recomendación de los CDC es que aumentemos el consumo de agua y de leche baja en grasa o sin grasa, que bebamos cantidades limitadas de jugos de frutas cien por ciento naturales.

El ejemplo empieza en casa. Recuerde que los niños aprenden lo que ven. No tendrá buenos resultados si trata de limitar el consumo de estas bebidas en sus hijos y se muestra ante ellos consumiéndolas repetidamente y las almacena juiciosamente en el refrigerador.

Aun si en su familia no hay tendencia a la obesidad, siempre es recomendable que considere las opciones alimenticias que les ofrece a sus hijos. Ningún exceso es positivo y además de la obesidad el exceso en el consumo de este tipo de bebidas puede causar diversos problemas como diabetes o taquicardia.

Al preferirlas, está negándose los beneficios que pueden generarle otras bebidas que contengan proteínas, minerales o vitaminas y le está dando a su cuerpo cantidades insalubres de glucosa, acido, cafeína, gas carbónico, colorantes y saborizantes —para citar solo algunos— que de seguro no le harán ningún bien.

Sembrar hábitos sanos en sus hijos es un regalo que no tiene precio y que les durará para toda la vida. Usted decide.