Hastings

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<p>Hace exactamente cuatro años escribí mi columna de fin de año sin reforma haciendo referencia al aguinaldo puertorriqueño Cantares de Navidad, cuyo estribillo central dice: “un año que viene y otro que se va”.</p>
<p>Me atrevo a repetirlo con todo y título este año 2013, que ha sido una montaña rusa para mí a nivel personal, y en el ámbito profesional como parte del movimiento que lucha por una reforma migratoria que legalice a 11 millones de indocumentados.</p>

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<p>Subidos al caballito del Obamacare, los republicanos creen haber encontrado en la polémica su carta ganadora en las elecciones de medio tiempo del 2014 y las presidenciales del 2016. Empecinados en bloquear cualquier legislación que represente un logro para la administración de Barack Obama, aunque el crédito compartido pueda representarles réditos políticos a su partido, parecen haber cerrado la puerta a debatir este año la reforma de inmigración en la Cámara de Representantes.</p>

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<p>En el Senado comienza la cacería de votos para llegar a la cifra mágica de 60 que garantice el avance y la eventual aprobación de un plan de reforma migratoria amplia y hay excelentes probabilidades de conseguirlos cuando arranque el debate en el pleno el mes entrante.</p>