catholic church

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<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; Al partir del aeródromo de Cuatro Vientos, cerca de Madrid, terminada ya la Misa final de la Jornada Mundial de la Juventud 2011, los efectos de varios días de un intenso calor castellano, de permanecer de pie durante horas rodeada de multitudes y, en general, la falta de sueño, empezaron a notarse. Estaba agotada. Sin embargo, una inexplicable sensación de esperanza me embargaba.</p>

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<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; —Pssst. ¡Eh, tú!&nbsp; Sí, tu. ¿Te has preguntado alguna vez si Dios te llama al sacerdocio o a la vida consagrada?</p>
<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; —¿A quién, a mí?</p>
<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; — Sí, a ti.</p>
<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; —No, eso no es para mí.</p>
<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; —Tienes, razón. Ser sacerdote o religiosa no es para uno mismo, es vivir para los demás.</p>

<p><strong>Reporting from Rome, Italy</strong></p>